martes, 4 de junio de 2013

Nacer es un acto intermitente

Nacer es un acto intermitente.   
 


Proyecto de Carmen Valladollid para el Curso                                                                   
PIXELADAS III – PERCEPCIONES DESDE LA IMAGEN Y LA PALABRA - UPO



¿De dónde nacen las ideas?
De haber un origen para el germen de una idea, el Huevo como metáfora de alimento y protección mientras madura y se prepara para nacer, es un buen cubículo. Aunque nacer es sólo el inicio, la vida de la idea no sería posible si antes no se ha generado, (fecundado dentro de sí)
La mayoría de nosotros asociamos la creatividad con el arte. En la escuela se pone más énfasis en otras materias como las matemáticas, la lógica y las ciencias, por ello parece que de niños desarrollamos poco este lado derecho del cerebro y de adultos somos poco creativos.
“Lo posible sólo se da en lo vivo y latente” 
Pero ahora que se sabe que ambos hemisferios del cerebro trabajan de forma conjunta y cooperativa, Todos, podemos ser muy creativos a cualquier edad. La creatividad, una buena idea que de una solución creativa, innovadora y original puede surgir y aplicarse tanto en filosofía, ingeniería, negocios, política, tecnología, arte, deporte y en la vida cotidiana de cualquier persona.
En la simbología del Huevo, hay mucho que aprender de otras culturas y de cómo un elemento tan común pasa desapercibido para la mayoría de nosotros.
En este caso, se trata de dejarnos llevar, meternos dentro, sentirnos nacer, darle un lugar relevante, investigar y crear a través de la imagen y la palabra, bajo su influencia.
A veces sólo nos falta comunicar, tener recursos para decir al mundo lo pensado. Sin comunicación no es posible que el concepto y la idea en sí, tomen forma. Comunicarnos con nosotros y con el otro. Obtener recursos para ambas forma de comunicar.
Queremos nacer de esa forma intermitente que hace que se puedan mantener en nuestro cerebro la capacidad de sorpresa y de innovación que tenemos de pequeños. Mirar con ojos nuevos el mundo porque de esa forma todo se vuelve semilla que puede llegar a brotar. Lo posible sólo se da en lo vivo y latente.

Si alguien que pasea por un lugar donde antes no había “nada”, se ve sorprendido por una objeto colgado de los árboles (un huevo) y a su alrededor, casitas para pájaros de colores, edificios singulares que contienen palabras, imágenes, recovecos para investigar… Si ese alguien, de repente comprueba que el lugar invita a sentarse, a reflexionar, a jugar… A abrir cajitas, tapones, botes… Si además comprueba que todos los elementos son “usables” y se le propone una serie de posibles instrucciones de uso donde será protagonista por un rato de lo que hasta ayer no existía… Es probable que esa persona abra sus ojos, sus oídos, sus sentidos todos, y no pueda resistirse a contemplar y luego colaborar en el proyecto.
Todos necesitamos ser invitados a formar parte de aquello que es nuevo. Todos agradecemos que nos den “lugar”, que nos ayuden con aquello que ya existe en nosotros pero no sabemos cómo sacar.
Esta intervención es participativa porque pretende crecer con el visitante, tanto o más, como el visitante crecerá con ella. Está viva, late, quiere ser tocada, pensada, olida y sentida.
Pretendo regalar un lugar tranquilo para parar el tiempo y ser nosotros en toda nuestra esencia. Que el arte no sea unidireccional, sino de múltiples caminos.


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